Quizás aún no lo sepamos, pero la arquitectura de nuestras viviendas dice mucho de nuestra cultura. Así pues, sólo con la distribución de esta podemos destacar dos sociedades que marcarían notablemente nuestra identidad: La romana y la musulmana. Tanto en una como en otra era característico el uso de patios o jardines internos dentro de las viviendas. Algo que se extendió y se hizo común en todo el Mediterráneo para poder aprovechar en la intimidad una parte viva del exterior: la naturaleza. Y los beneficios que esta nos trae. Hoy en día es común ver este tipo de construcción, la cual se aprovecha de diferentes maneras dependiendo el tipo de casa que tengamos. Si nos fijamos, todos los pisos poseen un patio central, al igual que los hospitales, centros comerciales u oficinas. Esto, ante todo sirve para dotar de luz y ventilación cuando la mayoría de estancias están distribuidas lejos de la fachada. Lo recomendable es aprovechar estos espacios para integrar en ellos plantas y pequeños árboles, como en el caso de las grandes superficies ya sean de ocio o de trabajo, esto permite a trabajadores y clientes poder hacer cualquier actividad cotidiana de una forma relajada. Lo que facilita su uso cuando el tiempo no premia con la instalación de una gran claraboya.
Cubos de luz
Normalmente estos jardines se suelen disponer en lo que se llama “un cubo de luz”. Se suelen montar en el centro de la parte baja de la vivienda abarcando las dos alturas estándar de estas casas. Creando un espacio con una bonita composición de vegetación. Este tipo de estancias de separan de la casa con cerramientos verticales formados por paños de vidrios y una cubierta. Para aprovechar más las condiciones ambientales favorables se recomienda que ambos cerramientos sean abatibles. Esto se soluciona con puertas o láminas correderas y con la elección de un lucernario en vez de una cúpula. Se suele aprovechar este tipo de jardinería distribuyendo a su alrededor salones, recibidores o baños.
Espacios abiertos
Actúan igual que si fueran una planta doméstica, pero en vez de un macetero estará plantada en el suelo. Se suelen instalar normalmente árboles, que conviven con libertad en la misma sala que nosotros, con la única exigencia de que sean espacios abiertos de mínimo unos 5 metros. Por ello se suelen poner en galerías o en escaleras.
Jardines verticales
No todo el mundo tiene una casa con grandes dimensiones, seamos realistas. Casi todos vivimos en pequeños pisos, pero eso no tiene que impedirte poder disfrutar de un espacio natural en tu vivienda. Hay varias opciones, una de ellas ya las hemos visto con anterioridad, que son plantas que crecen verticalmente en cuadros con sistema de regadío interno. Otra forma es crearte estantes donde depositar tus plantas recubriendo una pared. Vuelve a disfrutar de tu propio paraíso terrenal.