Hay ciertos colores que, no se sabe el por que, nunca se ven en ningún tipo de decoración o estilo. Pero sin embargo, como es el caso del color que os presento hoy, el uno de los protagonistas indudables en celebraciones y fiestas como la Navidad o cada vez más común en algunas bodas.
Os estoy hablando de
los dorados. Un color que se ha utilizado en todas las épocas de la historia en la decoración o, simplemente, para enmarcar lienzos y retratos. Y que parece ser, que hoy en día el único lugar donde se pueden ver este tipo de elementos decorativos, son los museos.
No se muy bien en que momento se dejo de utilizar este color, solo quedando reservado para parte del
mobiliario en anticuarios o en el estilo kitsch. Hoy os invito a darle una nueva vuelta para contemplar la
grandeza y el brillo del oro, dándole a tu hogar, con sencillos elementos,
un aire más glamoroso (aunque la mayoría solo nos quedemos en el pan de oro…).
Como usarlo
Antes de empezar tengo que insistir en que el uso del dorado puede pasar a ser elegante y sofisticado a ser vulgar y ordinario. Esa corta línea es la que marca que tengas un par de elementos a que parezca la casa del Rey Minas. No es bueno abusar,
sigue la táctica del menos es más.
A parte de los elementos más comunes, como son los marcos, candelabros o la decoración en jarrones y vajillas. Es interesante introducir esta gama, que tiende a mostrar rigidez, en algo dan dúctil como son
las telas y tejidos. Almohadones, tapizados y sin duda, los cojines, ya sea en
lisos o con motivos dorados, darán protagonismo,
luz y calidez a cualquier estancia.
Cómo combinar
La forma más fácil y eficaz de meter el dorado en nuestra decoración, es gracias a
fondos puros. Por lo cual acudiremos, principalmente a tonos como
el blanco roto, grises oscuros y negros.
Si lo preferimos también podemos probar con los colores neutros, como lo son toda la
gama de ocres, desde el
beige, cremas, gris ratón o el chocolate. Cuanto más oscuro sea el color, más contraste y protagonismo cogera el color oro. Si lo que buscas es algo menos visto o más novedoso, te sugiero probar con otros colores, como
el verde botella, azul grisáceo o marino y el morado.
Llevar el dorado a las paredes
Es una idea que puede parecer una locura, pero respira, si lo analizas no lo es tanto. Puede que pensar en una
pared entera de esta pintura metalizada abrume un poco, pero hay formas de que no sea así.
Una de las formas de llevar el dorado a las paredes de tu casa. Actualmente la más común pasa a ser la utilización de
papel pintado, telas, vinilos y cenefas con los motivos dorados.
Si te interesa la pintura, puedes probar a aplicar en una pared este color y después usar
la técnica de la corrosión química, que se suele hacer con placas de oxido o laminas de cemento, dejando la superficie irregular. Pero si tus paredes son de gotéele, huye de esta idea, pues parecerá la platina de un Ferrero Rocher.
Si tu
techo tiene monturas, puedes resaltar los vivos pintándolas de dorado, eso hará que los techos queden más elevados y dará más luz a la estancia. Aunque después hay que elegir que tipo de lámpara pondremos.
Un imprescindible
Si buscas en diferentes estilos, sobretodo en
el clásico, shabby chic o el hindú podrás encontrar diferentes elementos con los que poder inspirar y llevar acabo una decoración más personalizada con este metal a base de detalles.
Si buscas algún tipo de mueble te recomiendo
las butacas o butacones al más estilo reina victoria. Los cuales suelen poseer elementos dorados, como las patas o brazos. Recuerda que gracias al contraste, si te decantas por un tejido negro, la silla no perderá volumen visual.
Otra opción es directamente
reciclar algún tipo de mueble. Esto nos deja un abanico de infinitas posibilidades según nuestros gustos e imaginación. Puedes desde pintar una mesita de noche o cómoda para una habitación, hasta una ligera coqueta para un liviano recibidor. Las técnicas son las mismas que en el caso de la pared, solo necesitamos valorar y decantarnos por una de ellas. Esto nos permitirá tener un mueble completamente único.
Hoy en día podemos encontrar
muebles de diseño de
líneas más modernas y minimalistas. O
antigüedades con volúmenes vegetales más vaporosos y recargados, que aunque nos parezcan anticuados, nunca dejaran de ser clásicos.
No hace falta decantarse por uno o por otro, ya que ambos pueden convivir en armonía. Ese ying yang que equilibra nuestra vida. La idea es ir buscando nuestra identidad con cada tipo de nueva adquisición que hagamos.