
Muchas veces, cuando pensamos en la decoración de interiores, se nos viene a la cabeza un salón o un dormitorio maravillosamente decorado, en el que la distribución es ideal según la escuela de Bauhauss, el feng shui y el criterio de la tía Manolita, que tiene muy buen gusto.
En ese interior imaginario nada queda al azar: cada mueble está en su lugar la pintura es la ideal para la estancia y la luz agranda, achica, calienta o refresca el espacio según las necesidades. Belleza y funcionalidad… qué más… KKKRRRJJJSSS.
Detenemos esta especie de anuncio publicitario sobre las bondades del interiorismo.
Interiores que venden
Sí: está muy bien hablar de las bondades de la decoración y de la distribución de elementos y espacios en una vivienda, pero la idea se nos queda corta. El interiorismo ha de ir mucho más allá y hacerlo con algún que otro objetivo más allá la estética y la comodidad. El interiorismo también ha de servir, llegado el caso, para un fin comercial.
Factorías de ventas
Para empezar, no tienen ventanas, de modo que no podemos saber si es de noche o de día ni cuánto tiempo llevamos dentro. Por otra parte, no es que quien colocó el suelo no se encontrara en condiciones de trabajar, sino que está inclinado hacia la parte más alejada de la entrada para que sea más fácil llegar al final del recinto –donde se hallan los productos de primera necesidad- que regresar a la salida. ¿Seguimos? Podríamos hablar de los carritos de la compra que requieren más presión con la mano izquierda para que vayan rectos, de modo que la derecha quede libre para comprar, o de la música lenta cuando son pocos los clientes de modo que permanezcan más tiempo comprando; y frenética para cuando el recinto está lleno, de forma que quienes están dentro se den prisita y dejen sitio a los que van a venir…Las enseñanzas de los maestros
Podríamos hablar de muchos elementos que incitan a la compra y que se encuentran en el mobiliario, en el suelo o incluso en el ambiente, invisibles y, probablemente por ello, más efectivos. Pero entonces necesitaríamos más espacio del que en principio queremos dedicarle a este artículo, de modo que vamos a reducir nuestros esfuerzos a un solo objeto: el mobiliario para comercios. Porque no pensarías que es éste un factor que se deja al azar, ¿verdad? Pero vamos a irnos del supermercado, cuyos trucos de poner lo que quieren vender antes a la altura de los ojos o convertir el espacio en un laberinto merced a las estanterías empiezan a estar un poco vistos.