Lo
prometido es deuda, así que hoy os hablaré de las ventajas e inconvenientes de otras dos fibras muy usadas tanto en telas para el hogar como en ropa:
la seda y el lino.
La seda
Quién no ha soñado con
lugares exóticos perdidos en paraísos lejanos acariciando una suave tela de seda. Es el sueño de la piel del cuerpo y de la piel de cualquier hogar debido a esa
textura inigualable y al brillo que despide cuando le incide la luz.
Fibra totalmente natural ya que procede de las larvas de Bombyx mori, conocido por ello como el «gusano de seda». El
proceso de elaboración es cruel con el animal ya que se le hierve vivo y es por eso que muchos defensores de los animales exigen un medio que no acabe con su vida como ya defendía Gandhi en su día. Existe la opción de recoger seda salvaje, es decir, aquella que deja el animal tras metamorfosearse, pero es de peor calidad.
La seda es suave pero no por ello frágil; curiosamente es una de las fibras naturales
más resistentes del mundo; fíjate si es fuerte que se utilizaba antiguamente para fabricar paracaídas, neumáticos de bicicleta e incluso chalecos antibalas: ¡imagina!. No obstante, pierde parte de su fuerza cuando está mojada, aunque se recupera con relativa facilidad.
Presenta una buena
absorción de la humedad, por eso es muy aconsejable para estaciones calurosas. Tiene una conductividad baja, es por eso que resulta relativamente cálida en climas fríos.
La textura suave y delicada y su hermosa caída la convierten en un tejido precioso para cortinas, tapicería y ropa de cama pero, como no podía ser de otro modo, tiene sus
desventajas. Es elástica pero no tanto como la lana, de ahí que si se estira demasiado puede tardar bastante en recuperar su forma original o no recuperarla totalmente.
Es
sensible al sol por lo que acabará perdiendo brillo y parte de su delicada textura; acumula estática y los insectos sienten debilidad por ella, como por la lana, si no la cuidas bien.
Cuidados de la seda
Hay prendas de seda que si se mojan se estropean irremediablemente por ello debes tener especial cuidado si está pintada a mano o destiñe, en cuyo caso será mejor que la lleves a una tintorería.
Si es de las que se pueden lavar, hazlo a mano, en agua fría, con jabón neutro; aclara una vez con agua a la que hayas añadido un poquito de vinagre y luego aclara de nuevo con agua sola sin suavizante. Para secarla enróllala en una toalla para que absorba la humedad y luego tiéndela en interior con cuidado.
El lino
Si con la seda soñamos con el lejano Oriente, con el Lino soñamos con Egipto y esas tiendas de campaña en la cercanía de las pirámides. Es una fibra natural muy bonita gracias a esa
textura inconfundible, un poco desigual, que le confiere un acabado único.
Las fibras alargadas de la planta están recubiertas con una capita de cera vegetal que le aporta ese brillo tenue que la caracteriza.
Es una tela fuerte, entre dos y tres veces más resistente que la seda (increíble) por lo que aguantará mucho tiempo sin desgastarse por el roce y no aparecerán las antiestéticas pelotitas; por ello es habitual verlo en tapicerías, hamacas, paños de cocina y alfombras ya que a esa ventaja se suma el no producir estática.
Su color blanco natural es precioso, pero si eres de las personas a las que les gustan los tejidos coloridos debes saber que el lino admite muy bien el
teñido y además es resistente al sol, por lo que no se decolorará con tanta rapidez como otras telas.
Es una fibra con una
capacidad de absorción muy alta, así que absorberá la humedad del cuerpo y uno no se sentirá pegajoso y sudoroso; encima se seca rápido, así que no aparecerán los desagradables cercos de sudor en las zonas claves. Es un tejido que conduce bien el calor, lo que contribuye a proporcionar la sensación de frescura y comodidad. Ésto unido a que es transpirable y muy fresco, lo hace un tejido ideal para lugares muy calurosos, ya sea como ropa para ti, ya sea como ropa para el hogar.
Cuidados del lino
Como encoge y se arruga con facilidad, mejor
lávalo en agua fría. La mejor manera de conservar el lino es lavarlo a mano con mimo, enjuagarlo muy bien para eliminar todo el jabón y suavizante, estrujar con cuidado y tender bien estirado; un truco es plancharlo cuando aún está un poco húmedo para eliminar mejor las arrugas. Si lo lavas en lavadora escoge un programa para prendas delicadas y sin centrifugado. Ni se te ocurra utilizar jabones fuertes o lejía con lino natural: deteriorarías gravemente el tejido.
Antes de guardarlo asegúrate de que está bien seco ya que si no, puede estropearse y nunca dentro de bolsas de plástico ya que la humedad puede acabar estropeando el tejido.
Nos vemos el próximo día con las
fibras artificiales más comunes y sus secretos: ¡te espero!