No, no vamos a hablar del galán de noche o dama de noche, ese
arbusto de hoja perenne de la familia de las solanáceas que llega a alcanzar los 5 metros de altura aunque adorne y decore como nadie los jardines y los patios de las casas desde mayo hasta bien entrado el otoño; mí también me encantan sus estrechas y preciosas flores blancas de aroma penetrante que embriagan cuando cae la noche y el rocío las humedece, pero no hablaremos de él, no.
Hablaremos del
mueble que se llama del mismo modo aunque su aroma no sea embriagador ni penetrante salvo que se haya tallado en alguna madera especialmente aromática.
El galán de noche
Para los que no conozcan esta
pieza imprescindible en cualquier dormitorio decirles que es un perchero de pie cuya forma básica es la formada por dos perchas, una curvada arriba y la otra recta abajo. La Curvada sirve para colgar las chaquetas y camisas, y la recta para colocar los pantalones bien doblados.
En general solo
una prenda en cada sitio pero si se hace con cuidado caben más como ocurriría con las perchas del armario con la sutil diferencia de que, en este caso, están a mano.
A partir de ahí
han evolucionado y pueden encontrarse con varias perchas rectas abajo para colgar corbatas, bufandas, otros pantalones o una falda; con una cajonera en la que meter todas las cosas que solemos llevar en los bolsillos como el móvil, la billetera o las llaves de casa; con espejo incorporado...
El galán de noche es un
mueble muy práctico aunque durante unos años cayó en desuso debido a que los modelos predominantes eran excesivamente clásicos. De un tiempo a esta parte los diseñadores lo han reinventado y se encuentran con diseños muy originales: con forma de hombre y de mujer, curvados y retorcidos, con líneas futuristas metalizadas, con dos líneas simples (curvada arriba y recta abajo); así como en distintos materiales: metacrilato, metal, cristal y, claro está, la elegante madera.
Gracias al galán de noche tendremos la
ropa planchada y preparada para el día siguiente o para varios días y todos los objetos que solemos llevar en los bolsillos a mano y localizables; no como solemos hacer habitualmente: colgadas de perchas en los tiradores de las puertas, doblada en una silla que hace mucho tiempo olvidó que servía para sentarse o en cualquier lugar menos en donde uno las busca.