Una vez que hayamos comprobado que tanto
la habitación de los niños como
el resto de la casa cuenta con todas los requisitos para
garantizar la seguridad de nuestros hijos,
llega el momento de decorarla. Personalmente me parece delicioso decorar este tipo de habitaciones ya que siento debilidad por la decoración infantil; no hay muñequito, adorno o papel pintado que no me parezca adorable.
Esa es una debilidad en la que no hay que caer ya que uno de los requisitos esenciales de todo dormitorio infantil, como ya os he dicho, es
evitar que esté abarrotado de cosas. Si no puedes evitar que se vayan acumulando poco a poco compra muebles y objetos para el almacenaje: estanterías, cajas, arcones... y no tengas miedo de donar cosas que ya no necesite, ya que le servirán a niños de hogares desfavorecidos.
Las claves son
la comodidad y la funcionalidad; la habitación del niño debe ser un lugar en el que se sienta cómodo y desee estar, no un lugar en el que acumular trastos y dormir. Recuerda que se irá transformando a medida que crezca para satisfacer las necesidades específicas de cada edad determinada, por ello busca muebles que útiles y versátiles.
Las
habitaciones coloridas fomentan la creatividad y la inteligencia, pero algunos colores pueden alterar el sueño de los niños y provocar hiperactividad. El blanco en las paredes es el color más socorrido porque permite combinar elementos decorativos alegres y vistosos con él y no altera el sueño cuando éstos se guardan, pero no es bueno en exceso ya que resultará frío.
Si eres un apasionado del color,
los mejores colores son el azul y el verde suaves, puesto que no alterarán su descanso. Evita el naranja, el rojo y el amarillo fuertes porque son demasiado energéticos; si los escoges que sean en tonos suaves.
Siempre tienes la opción de elegir
papel pintado con bonitos dibujos, aunque cuidando que no sea demasiado recargado, especialmente si la habitación es pequeña. En este caso, puedes concentrar a decoración en una sola pared con cenefas, frisos, adhesivos...
Tanto si pintas las paredes como si las empapelas que sean
materiales ecológicos, no tóxicos y lavables; y evita pintar el techo ya que recargará la estancia.
Imaginación al poder
Pizarras, corchos, láminas de papel, paredes lavables potenciarán su imaginación y ayudarán a
desarrollar su creatividad. Intenta evitar que haya una televisión en su cuarto; fomenta el hábito de la lectura con libros para su edad, la inteligencia con juegos educativos, su buena forma física con elementos que le inviten a jugar, moverse, estirarse, en vez de tirarse en una esquina a engullir dibujos animados.
Algunos niños tienen
miedo a la oscuridad, si el tuyo lo sufre puedes pegar adhesivos de estrellas en el techo, comprar algún muñeco que se ilumine o pequeñas lamparitas de enchufe. Si te decides por una lamparita de mesilla, que no sea ni de cristal ni de cerámica para evitar accidentes.
Habitación compartida
Es bueno que los niños pequeños
compartan habitación con hermanos con edades similares ya que aprenderán valores como el respeto, la tolerancia y la importancia de compartir. Además, los niños pequeños entre los 2 a 6 años suelen preferir estar acompañados, especialmente por la noche, ya que se sienten protegidos; mientras que los niños que tienen entre 6 a 12 disfrutan con un compañero de juegos y peleas. Sin embargo a partir de los 12 el sentimiento de independencia e intimidad es más fuerte, y es necesario intentar dársela.
Cuando compartan habitación, distribúyela de manera que crees
un espacio compartido y otro para cada niño ya que es positivo que sienta que una parte es suya aunque comparta la otra. Si la habitación es amplia, distribúyela de modo que los muebles creen dos zonas distintas. Si, por el contrario, es tirando a pequeña, decórala con literas altas bajo las que se pueda aprovechar el espacio (siempre que los niños tengan más de 6 años) o camas-nido, que permitirán guardar una bajo la otra y ganar espacio a la habitación.
Si te decides por
dos camas independientes es aconsejable que estén separadas por unos 75 centímetros mínimo, pero si la habitación es de planta cuadrada, ponlas en forma de L con una mesilla compartida y así ganarás espacio.
Como es lógico, en las habitaciones compartidas es más difícil
mantener el orden, así que deberás poner especial cuidado en educarles para que adquieran el hábito de guardar sus cosas; lo primero será designar a cada niño sus propios medios de almacenaje y su parte del armario y hacerle responsable del mismo. Luego puedes recurrir a trucos como poner etiquetas con sus nombres, códigos por colores...
Eso sí, no caigas en la tentación de personalizarla demasiado a tu gusto: ellos deben intervenir también en la decoración: recuerda que
la habitación es suya.