A lo mejor en muchos puntos de la geografía patria no os lo parece, pero la primavera está (tiene que estar, maldita sea) a la vuelta de la esquina. Así que es el momento de desperezarse, abrir las ventanas y los brazos y respirar hondo. Toca cambiar de aires. Es un gran momento para dar una vuelta al ambiente de nuestra casa. Hoy nos ponemos primaverales.
La primavera es una época del año con una luminosidad intensa pero no demasiado fuerte, algo que debemos aprovechar. Podemos sustituir cortinajes pesados y opacos por cortinas y estores más leves, que permitan el paso de la luz natural y den vida a la habitación. La tendencia orientalizante actual puede ofrecer imaginativas soluciones en este sentido, tanto en vertical como en horizontal (adiós, pesadas alfombras; hola, frescos tatamis).
La primavera es la ocasión para que los amantes de los colores puedan explayarse a gusto. Aunque este año en principio se llevan los tonos pastel (un buen antídoto contra las decoraciones estridentes), siempre se “toleran” con mayor facilidad los colores vivos y las combinaciones alegres, desde la ropa de cama a los accesorios decorativos. He visto por ahí la idea de pintar las paredes a esponja, y me ha parecido estupenda.